domingo, 16 de septiembre de 2012

De Desencuadernadas, Garitos y Fulleros (I)




Los juegos de cartas en el siglo XVII


Se llama al juego la “Ciencia de Vilhán”, y los jugadores, que de supersticiosos lo son mucho, dicen que era un hombre maldito, quizá un endemoniado si no el demonio mismo. Unos lo hacen árabe, otros flamenco o francés. Otros, los menos, dicen que nació en Madrid y participó en muchos asuntos siniestros, para luego pasar a Andalucía, y terminar quemado en Sevilla por ejercer de monedero falso. Por otro lado, líbrenos Dios de corregir al muy docto don Juan de la Cueva, que en su obra “Los Quatro Libros de los Inventores de las Cosas” dice así:

“Bilhán, nacido dentro de Barcelona
de humildes padres y plebeya gente,
según dice el autor que de él escribe,
fue solo el que en el mundo dio principio
a la invención de los dañosos naipes,
y por ello acabó debidamente
en poder de unos fieros vandoleros
en un pozo por ellos arrojado”.

Por ello los dineros que en el juego se ganan son los “bienes de Vilhán”, y no han de gastarse en otra cosa que en el juego mismo. Pues de lo contrario, caerá el enojo de Vilhán, sea humano, demonio o simple piel de Barrabás, y nunca volverá a ganar nada en el juego, antes bien, perderá todo lo perdible. Y si el ingenioso lector piensa que el afortunado jugador puede burlar a Vilhán no jugando nunca más en su vida, que se desanime al punto: Que Vilhán no tiene prisa, y si el que ganó no juega, a buen seguro que lo harán sus allegados o sus descendientes, que perderán ciento por cada moneda de ganancia: la cuestión es, y ha de tomarse como ley matemática, que el dinero de Vilhán vuelve siempre a Vilhán.
 
Este mítico ser puede ser moro, flamenco, francés o catalán, pero las cartas que usen los jugadores han de ser, por ley, castellanas. Que hay real estanco (es decir, que hay que tener sello y licencia de la corona) para la fabricación de las mismas, y aquel que use barajas prohibidas, por ejemplo, catalanas o francesas, se arriesga a tener que pagar una buena multa, y quizá a visitar la Cárcel, que con la Real Hacienda no se juega (Ni entonces, ni ahora...)

Los gariteros que se tengan por honrados solamente dejarán jugar en sus casas (al menos, de manera oficial) a juegos de sangrado (o sangría), en los que se gana y se pierde de poco en poco. No por otra cosa, sino porque el asunto le conviene: Que le interesa tener el local lleno, que el vicio del juego anima a otros vicios, como el del beber, y se puede pagar por un mal vino el doble que lo que se daría a regañadientes por un Valdeiglesias, que entretenidos por el juego, blancos y negros poco distinguen lo que se echan al gaznate. Pero esa razón por sí sola poco valdría si no fuera que, por pragmática Real, los juegos de estocada, en los que de una sola vez se pueden vaciar una bolsa y aún perder un Mayorazgo, están absolutamente prohibidos. Y aunque la mayoría de los coimes hagan la vista gorda y de cuando en cuando dejen que alguna de estas partidas se lleve a cabo en habitación cerrada y con cierto secreto, la corchetería no perdonará al garitero que permita abiertamente tales actividades, por mucho unto que se les ponga en la mano.

Juegos de sangría (autorizados por la ley):

Cientos:
Juego de naipes para dos personas; gana el que consiga reunir primero cien puntos. Es muy conocido en Francia, donde lo llaman piquet.

Hombre:
También llamado la Polla. Es una variante del actual Tresillo, que se juega entre tres participantes con nueve cartas cada uno. Se discute si su origen es Italiano o Español. Calderón defiende la hispanidad del juego en varias de sus comedias:

De España vino con nombre,
opinión, noticia y fama
a Parma, esto no te asombre,
cierto juego que se llama,
señor, el juego del hombre.
Cesar el juego aprendió,
y un día que le jugó,
teniendo basto, malilla,
punto cierto y espadilla,
la tal pella remetió.

Quínolas:
Juego de naipes que consiste en conseguir tener en la mano cuatro cartas de un mismo palo (a lo que se llama “tener quínola”). Si lo hacen dos al mismo tiempo, ganará la mano que tenga más puntos.

Siete y llevar:
Antepasado directo de nuestro siete y medio actual, se juega usando prácticamente las mismas reglas.


Juegos de estocada (ilegales):

Andaboba:
También llamado Carteta, Juego del Parar. Consiste en sacar primero una carta para los puntos y otra para el banquero, ganando la primera que haga pareja con las que luego irán saliendo de la baraja.

Cargada:
Juego de naipes en el que todos los participantes deben hacer una baza. Todo aquel que no la haga pierde (el llamado Bolo) y si todos la hacen perderá el que tenga más, ya que se ha “cargado” de bazas.

Dobladilla:
Juego de naipes que consiste en doblar la parada a cada suerte.

Otros juegos de cartas:
Juegos poco conocidos, y por lo tanto de legalidad (o ilegalidad, según se mire) no determinada, son:

Malilla:
Juego de naipes en que la carta superior es el nueve.

Primera de Alemania:
Juego en que las cartas tienen otros valores que no son los suyos. Se reparten cuatro cartas a cada jugador y se gana todo con la suerte del flux.

Rentoy:
Juego de naipes entre dos, cuatro, seis u ocho jugadores. Cada uno de ellos recibe tres cartas y se vuelve otra como muestra de triunfo. El dos del palo gana a todas las demás, y el orden es: rey, caballo, sota, siete, seis, cinco, cuatro y tres. Se roba y se hacen bazas como en el hombre (tresillo), se envida y se permiten señas entre los compañeros. Se le supone antecesor del mus.

Hablando en Germanía:

El vocabulario de los fulleros
Baraja de cartas: Bueyes, Cartispitis, Cuarenta y ocho, Descuadernada, Maese Lucas.
Baraja española (sin ochos ni nueves): Cuarentena, Libro de las cuarenta hojas.
Baraja con cartas marcadas: Hechizos, Naipes Hechos.
Casa de Juego: Garito, Leonera, Mandracho, Palomar
Cómplice de fullero: Diácono, Enganchador, Guiñón, Macareno, Pedagogo
Dados: Albaneses, Brechas, Huesos de Muerto, Juan Tarafo.
Dados cargados: Brochas, Fustas
Encargado de un garito de juego: Bolichero, Coime, Mandrachero, Tablajero
Guardaespaldas de fullero: Ángel de la guarda
Jugador incauto, inexperto, de buena fe: Bisofio, Blanco, Despellejado, Sencillo
Jugador profesional: Arador, Búzano, Camodador, Cien Sayos, Donillero, Entruchón, Taquín.
Trampa: Flor, Fullería
Tramposo: Albanés (con los dados), Cierto (con las cartas), Florero, Fullero, Negro,

2 comentarios:

  1. Muy entretenido y más útil para llevarlo a una partida.

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  2. He de confesar que llegué a tu blog desde tu antiguo dominio web...
    El tema que buscaba en cuestión no es el que citas en esta entrada, pero no he encontrado ningún mail de contacto para hacerte llegar mis cuestiones más personales.

    Antes de nada, he decir que me encanta tu forma de ver y entender las cosas. Ojalá hubiese más gente como tú por el mundo.

    Agradecería algún mail de contacto :)

    ¡Saludetes!

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