sábado, 27 de septiembre de 2014

La maldición de la momia



Cuando hablamos de maldiciones egipcias solemos pensar de manera inevitable en el faraón Tutankamon. Sin embargo, las muertes relacionadas con la profanación de su tumba afectaron sólo a los miembros de la expedición arqueológica. Más virulenta (y menos conocida) es la historia de la maldición de la momia de Amen-Ra.


Según se cuenta fue una sacerdotisa que vivió en tiempos del faraón Akenatón, de la XVIII dinastía (más de 1300 años antes del nacimiento de Cristo, para entendernos). Fue enterrada en una tumba en Luxur y en su frente se depositó una diadema con una de las maldiciones tradicionales: "Despierta de tu postración y el rayo de tus ojos aniquilará a todos aquellos que quieran adueñarse de ti"
O algo parecido, que el demótico siempre está abierto a las interpretaciones....
La cosa es que hacia 1890 cuatro diletantes ingleses, de esos que no tenían nada mejor que hacer y que estaban de turismo de aventura por el país del Nilo, fueron invitados a una subasta secreta para adquirir un sarcófago con momia incluida que había sido encontrado recientemente por unos saqueadores de tumbas locales. Supongo que el lector adivina de qué momia estamos hablando... Y si supone que a la momia no le hizo mucha gracia que pujaran por ella como si se tratara de un camello... Pues también supone bien. El que ganó la puja hizo llevar sarcófago y momia a su habitación del hotel. No se sabe qué sucedió. Se supone que se volvió loco. Se internó solo en el desierto y nunca más se le volvió a ver, ni se encontró su cadáver.
Sus compañeros no tuvieron mejor suerte. Uno fue herido en el brazo por uno de sus criados egipcios, la herida se infectó y hubo que amputarle el brazo entero. Sus otros dos compañeros, uno descubrió a su regreso a Inglaterra que estaba completamente arruinado y el otro sufrió una enfermedad que lo dejó lisiado para siempre.
La momia la adquirió un empresario inglés... Al que al poco se le quemó la casa, muriendo en el incendio tres miembros de la familia.
El siguiente propietario de la momia fue el famoso Museo Británico. Se dice que el camión que llevaba la momia atropelló a un peatón y que los dos transportistas uno se rompió una pierna y el otro murió al poco. Los vigilantes del museo afirmaron que del sarcófago salían por las noches extraños ruidos: lamentos, sollozos, arañazos... Las limpiadoras se negaban a trabajar junto al sarcófago, un vigilante nocturno murió, así como el conservador del museo que se atrevió a trabajar con el sarcófago murió de repente, mientras que su ayudante cayó enfermo. Un fotógrafo que recibió el encargo de hacer una serie de fotos del sarcófago y la momia se suicidó tras revelar los negativos... No se sabe qué vio, ya que lo destruyó todo. Retiraron de la exposición la momia, pero los sucesos extraños continuaron. Finalmente la adquirió un millonario norteamericano que se la quiso llevar consigo a Nueva York...
En el Titanic.

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Bueno, ya nos hemos reído ¿No? Como se habrán imaginado, era historia demasiado bonita para ser verdadera. Aunque como todas las mentiras, tiene una base de realidad... Al artefacto catalogado BM22542 del Museo Británico lo llaman "la momia de la mala suerte" aunque en realidad es sólo un sarcófago. Un sarcófago muy bonito, la verdad. Tiene 1622 cm.de alto y está datado hacia el 900 antes de Cristo. Lo donó al Museo Británico la señora Warwick Hunt, en nombre de sir Arthur Weeler en julio de 1889, y ha permanecido en exhibición desde 1890. A inicios de los años 30 un periódico sensacionalista publicó, más o menos, la historia arriba narrada... Y que aún pasa por cierta, hoy en día, en muchos lugares de Internet.
Que no se me crea todo lo que lea por la red, hombre... 

Ni siquiera si procede de un sitio tan seriamente friki como es este.

1 comentario:

  1. Me ha encantado, la verdad es que puede dar lugar al planteamiento de una buena historia de rol de investigación de sucesos.

    Gracias!

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