domingo, 30 de abril de 2017

La casa maldita de Madrid


Cuando hablamos de casas embrujadas o malditas tenemos tendencia a pensar en edificios unifamiliares, como la célebre casa de Amityville, o en fríos y oscuros castillos o caserones escoceses... No en un inmueble de pisos de los que encontramos miles en nuestras ciudades.
Y sin embargo, en el número 3 de la calle Antonio Grillo, en el barrio de Malasaña, en Madrid, se alza un inmueble construido ahora hace unos 135 años, de tres plantas más bajos, sin ascensor... que en nada destaca de los edificios vecinos salvo por el hecho que, entre 1945 y 1964 se cometieron allí nada menos que ocho asesinatos.

El camisero Felipe de la Braña Marcos vivía solo en un piso de la primera planta. El 8 de mayo de 1945, debido al mal olor que salia de su piso y a que hacía días que nadie lo veía, se llamó a la policía y se forzó la puerta del inmueble. Encontraron el cuerpo del pobre hombre en su cama, asesinado a golpes en la cabeza. Hacía al menos cinco días que había muerto, y aún aferraba en la mano derecha un mechón de pelo que se supone era de su asesino. La policía supuso que el motivo del asesinato fue el robo. Y el crimen nunca fue resuelto. No se me sorprendan, que por aquel entonces no había pruebas de ADN...

En abril de1964, en el tercer piso, una madre soltera de veinteañera, Pilar Agustín Jimeno, estranguló a su hijo recién nacido, envolvió el cuerpo en una toalla y lo escondio en un cajón, donde lo encontró su hermana tres días después. Cuando se interrogó a la infanticida, se limitó a decir que lo había hecho "para ocultar su deshonra". Bien es verdad que ser madre soltera en la España de los años 60 no era tema baladí, pero bueno... Dejémoslo.


Sin embargo, el asesinato que dio su fama al edificio tuvo lugar dos años antes, en 1962. El 1 de mayo el sastre granadino José María Ruiz Martínez, de 48 años, vecino también del tercer piso, mató a su mujer y a sus cinco hijos con un cuchillo, un martillo y una pistola. La menor tenía apenas dos años. La mayor, catorce. El hombre se suicidó de un tiro mal pegado en la cabeza, ya que no murió en el acto. Lo único que alcanzó decir es que los había matado " para no matar a otros". Se ignoran los motivos de su enajenación...

Esta sucesión de hechos macabros son más famosos de lo que debieran ¡debido a una campaña publicitaria! En el año 2014 la inmobiliaria API Monteleón, teniendo que vender un piso en esa finca, decidió cambiar las tornas: En lugar de ocultar la mala fama del inmueble la publicitó, atrayendo así a curiosos y amigos de lo macabro, que de todo hay en la viña del Señor...
Aunque el edificio del número 3 se lleva la fama, no es el único con la étiqueta de tetrico. En los sótanos del número 9 de la misma calle se encontraron hace años numerosos fetos humanos (algunos hablan de cientos). Normal, si se tiene en cuenta que en ese lugar funcionaba una clínica abortista clandestina, y los fetos eran enterrados allí mismo. Hoy en día hay en el inmueble una asociación cultural: “Sin Ánimo de Nombre”. Dicen (aunque creo que es mucho decir) que las pinturas que adornan la entrada, obra de los artistas Borondo y Ze carrion, son una referencia velada a tan macabros sucesos...

Los amantes de la crónica negra dicen que los sucesos sangrientos se remontan muchos años atrás, cuando la calle se llamaba “de las Beatas”. En 1861 fue apuñalada en plena calle una mujer, Carlota Pereira, por un sicario pagado por su marido (sicario que fue detenido gracias a la intervención de un tal “Benito” que resultó ser una mujer, Francisca Burdeos, que como hombre fue a la guerra y como hombre ejercía.... pero bueno, eso es otra historia). Y si nos remontamos más, hasta el año 1776 nada menos, nos encontramos con otro asesinato en la calle: un hombre que fue apuñalado también en mitad de la vía pública. El asesino resultó ser nada menos que un cura, el primero en ser condenado a muerte por la justicia civil en Madrid (aunque fue perdonado por Carlos III, el muy aguafiestas).

Así que si se pasean por el barrio de Malasaña en Madrid y pasan por la calle de Antonio Grillo... No digan que no les avisé.

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